domingo, 7 de marzo de 2010

Otra adicción más.

Ayer cometí una equivocación muy grande. Me aquivoqué. Sí, me equivoqué mucho. Ya no tiene remedio. Aunque yo quiera convencerme de que no sucedió... no va a resultar, el recuerdo me asaltará en cualquier momento y volveré a caer. Cometí un error imperdonable ¿Porqué? no lo sé. No hay explicación. Sucedió sin más.
Y pensar que hace 48 horas la sola idea de imaginar lo que he hecho me repugnaba. Si me repugnaba, así como suena. Como se puede pasar del amor al odio tan rápido. Sin intermedio, a lo bestia. No estoy preparada para una cosa tan fuerte.
El viernes por la noche a eso de la una de la madrugada, volvía de una fiesta de cumple en Nottin Hill. En el pub Castle nos juntamos un grupo considerable de expatriados de todos los rincones de España, remezclados con los del lugar y algun turista. Música en directo y pintas de cerveza a tutiplen. A la vuelta media hora esperando el autobus con un frío polar. Llega el bus, empieza mi retorno al hogar dulce hogar. Que ganas tenía de llegar.
Bajo en la parada de Russel square y venga pá la housse. Por el camino me encuentro un super Tesco que para mi desgracia abren las 24 horas del día. Y yo... con ese hambre que da  cuando vuelves de una juerga. Entro en el Tesco, no se me ocurre otra cosa que comprarme un donut. Se notaba que no podía pensar con claridad. Alguna nuvecilla había en mi cabeza  ¿porqué lo hice? los donuts estan bueniiiiisimos. Lo peor es que fue el primero, pero sé que no será el último. Conozco los límites de mi fuerza de voluntad.
Y yo que pensaba que eran una porquería, más falsos que Judas, llenos de conservantes, no pesan ni 50gramos y cuestan una fortuna.

¿Quién es el-la idiota que va a caer en esa trampa de la sociedad de consumo? va y resulta que la idiota soy yo.

Ahora que los he descubierto no sé como he podido estar casi dos meses conviviendo con ellos sin probarlos. Su trampa es una dulce tentación de la que no te puedes liberar nunca más. Son adictivos.
Ahora me da igual que sean caros, pago lo que me pidan. ¿Quien se ha inventado estos donuts? tengo unos sentimientos contradictorios no sé si le felicitaría o le mataría.

Lo peor va a ser el millón de calorías directas a la vena. Que alguien me diga que terapia tengo que seguir para librarme de la adicción a los donuts, al carrot cake, a los cup cakes, al brownie, a los muffins...  la lista va en aumento.

¿Me hago de una secta? o ¿me retiro a un monasterio?

1 comentario:

  1. Cuando vaya al Monasterio Budista de Santa Maria de Palau Tordera te aviso, vale? ;)
    Por el momento, intenta canviar de acera cuando avises algo parecido a una donuteria, camina rápido y no mires atrás, no sea que te conviertas en un terron de azucar de los cuadraos!

    ResponderEliminar