domingo, 29 de agosto de 2010

Ay madre, que hermoso es el country side! Maravillosa la vida verde.


Desde dentro de un invernadero de madera con las paredes de cristal se ve el mundo de otra forma. Es una sensación agradable, formas parte del entorno y estás fuera a la vez. Cuando pienso esto aprieto bien fuerte mi humeante taza de limón con jengibre (¿más sofisticado no puedo ser, eh?) y no dejo de contemplar el hermoso jardín que me rodea. Es difícil concentrarse en una sola cosa. Son tantas las plantas, árboles, flores, pequeños detalles y todo es tan nuevo para mí… El repiqueteo de la lluvia no para de martillear los cristales. -Tomaaa poesía!
En el sur de Inglaterra hay unas casas de campo hechas de ladrillo, madera, y techo de paja. Quedan pocas y están perfectamente reconstruidas. Sólo las había visto en foto. Lo más llamativo es el tejado. Está hecho de haces de paja apretados los unos contra los otros, amontonados con una técnica constructiva de alto nivel. Tejado a 4 aguas, con mucha, mucha pendiente y grosor considerable.
 Parece... una casa sacada de un cuento. Tanto es así que yo creía que nos saldría a recibir una familia de osos o ardillas. Dentro se cumplen todos los tópicos ingleses (para los no ingleses son tópicos para los ingleses simplemente rasgos de su cultura) El techo de bigas inclinadas. Invernadero convertido en comedor. Fuego a tierra. En la cocina el horno y fogones son toda una pieza de hierro esmaltado en azul. Sobre uno de los fogones hay una kettel que funciona a todas horas. Los grifos e aspas con un circulito de cerámica blanca y pone cold-hot. Ay que gracia me hace eso! Las puertas tienen cerrojos y cerraduras antiguas, con unos sistemas de abrir y cerrar complicados. Soy incapaz de explicar las partes que lo componen y cómo funcionan. Es algo así como cuerdecita que estira un palito, que encaja en no sé dónde y entonces se levanta no se qué… se tiene que ver para entenderlo. El timbre suena tirando de un cuerda que va a una pequeña polea que va a una campana… extraño en el siglo 21 pero eficaz y sostenible.
¿El jardín? es precioso. Casitas de madera para los pájaros, farolillos de hierro forjado, sillas y bancos de madera, una cesta para recoger fruta… lo más fuerte, ya para rizar el rizo, incluso hay un erizo perezoso que se esconde por los rincones. Cuando los niños han dicho entre gritos -vamos a ver el erizo!!! Un poco más y me caigo de la silla. He pensado -estoy soñando? Hay erizo hay en el conjunto! 

Con las frutas que hemos recogido nos lo hemos pasado pipa haciendo crumble de manzana, jalea de moras y mermelada de ciruelas. … De verdad, estoy escribiendo y pienso –en que sueño bucólico me he quedado atrapada que no me deja volver a la realidad. Igual me han estado filmando la cara de boba-feliz que tenía.
Detrás del columpio (por que desde luego hay columpio) que cuelga de un manzano, pegadito a una tapia cubierta de hiedra he encontrado una colección de helechos de diferentes tipos. Sigo pensando que formo parte de una realidad inventada, un reality country show o algo por el estilo. Aquí pasa algo!
 Ahora me arrepiento de no haber hecho más fotos del interior, hay cosas que no se pueden explicar, hay que verlas para apreciar la magnitud del sueño bucólico. Bueno, en otra ocasión será. Porque yo estoy dispuesta a volver. Cuando Pascale me preguntó –que te parecería ir una semana al campo? Tenemos una casita pequeña en Sussex. Y puso cara así como de… me va a contestar que al campo va Rita. Pues menudo regalo me ha hecho, han sido como unas vacaciones en el mejor hotel rural-chic del sur de Inglaterra. 
 
Ay madre, que hermoso es el country side! Maravillosa la vida verde.

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