viernes, 1 de abril de 2011

Una mañana de un sábado en Cristie's

Me he prometido a mi misma no escribir hasta que no tenga traspasado al blog todo lo que se acumula en el cajón de mi escritorio. 

Uuuuuhm, parece que no voy a cumplir la promesa. Me la tendré que volver reformular de nuevo. Me prohíbo,  me permito,  me castigo,  me perdono, yo me lo guiso, yo me lo como, tralaralará...

Salgo de casa escuchando "el poder del mar" de Facto de la fé. Me cachis, se me han roto los auriculares del Ipod. ¿Cómo un cacharro tan caro se puede romper tan rápido? ¿obsolescencia programada!!!!? que timo.

Es domingo. Los domingos los vivo a cámara lenta.  Miro al cielo. Azul, azul, azul,  nubes blancas Nubes gordas, algodonosas y rebotables, efecto cama elástica si caes encima. Esto lleva escrito desde mayo 2010, doy ese detalle, más que nada porque ahora estamos al final del invierno y si alguien  ve el cielo azul resulta muy sospechoso, casi con certeza se podría pensar que es a causa del alcohol de  8 pintas de cerveza.
 
Echo a andar, tengo que hacer  ejercicio, mi idea es pasar por Benny's cookies y comprarme una double chocolate chunki. Vaya tela! Soy incorregible.  Me prohíbo,  me permito,  me castigo,  me perdono, yo me lo guiso, yo me lo como, tralaralará...
 Benny's tiene unas seis tiendas en Londres, no son muchas para lo que es la ciudad,  tengo la mala suerte de que tres de ellas están en mi camino. Una desgracia. Las Benny's cookies están hechas con un azúcar muy adictivo. Un día escuché como un vendedor le contaba a una clienta  el gran secreto de Benny's. Yo esperaba ingredientes mágicos o cantidades especiales de "veteasaberqué"... el gran secreto no es otra cosa que la máquina que las hornea, cuece muy rápido a una temperatura altísima, casi 300 grados, por eso quedan como una corteza crujiente y después una leve capa de masa envuelve un corazón blandito con trozos de chocolate deshecho. Ahora lo entiendo, por eso en casa es imposible conseguir algo parecido. No es que mis cookies hand made no esten buenas, pero claro, al lado de las Benny's parecen serrin.

Me compro mi galleta, sigo paseando.  Al pasar delante de una puerta  veo que entra mucha gente y yo... detrás, a chafardear.

Oh, sorpresa!!! es la casa de subastas Cristie's. Está en South Kensington, entre el concesionario de Maserati, el de Ferrary y  Lamborgini, ¿qué nivelazo? Kensington es pijo, muuuuuy pijo.
                  
Cristie's expone cada semana algunas de las cosas que tienen para subastar. En sus salas (unas cuantas, el sitio es grande) se crea un mundo antiguo y de vandiguardia, depende de lo que se subaste, muebles, objetos, cosas exóticas, cuadros, fotografías... Esas "cosillas" que decoran las casas de ricos y millonarios y que nunca decoraran la mía.

Después de ese día ha habido más sábados con galleta de chocolate y visita a Cristie's. La primera semana había una exposición de Teddy bears. Los más baratillos entre 300-500 libras, el más caro 20.000.  Digo yo, ¿qué tiene un oso de 30 cm de color negro, con la mirada triste, como sólo la puede tener un oso viejuno, para valer tanto?
La descripción de la etiqueta pone, lana de mohair, ojos de cristal, en ningún lugar está escrito, que esté relleno de monedas de oro o que los ojos sean un par de esmeraldas.... ah! un detalle curioso...  lo hicieron el año en que se hundió el Titánic!!! fue una edición especial de peluche negro para sumarse al luto... por eso vale tanto el condenado!
Como el valor de las cosas aumenta si  añades una historia interesante, esa colección de juguetes pertenecía a un nuevo rico que estafó a un montón de peña con temas financieros, se forro un montón, derrochó todo lo que quiso, lo trincó la poli, lo juzgaron, salió en todos los periódicos durante semanas, parece que la cosa fue muy sonada, algo así como lo de el caso Julián Muñoz, lo metieron en la cárcel y pusieron a subasta todos sus bienes. Entonces el oso negro de lana de mohair, con los ojos de cristal y un destello estrellado que le da una mirada maligna, negro por estar de luto para los restos de su vida, además, va acompañado de una historia morbosa. Bueno que digo morbosa, requeté morbosa, ya no me extraña que valga 20.000£, fíjate que hasta me parece barato. Porque hablo poco inglés, que sino, me meto en la subasta y pujo por él. Ay madre, parece que siento envidia por no poder gastarme esos 20.000£.
Otra semana había una exposición de cuadros y fotografías de artistas contemporáneos. Entre otras cosas se puedía comprar una mariposa de Damien Hirst, el niño mimado del arte británico, por 150.000£.  ¡¡¡Que barbaridad!!!  encima no es ÚNICA, en la etiqueta dice que hay no sé cuantas reproducciones. Yo por si las moscas ni me acerco, no vaya a ser que estornude delante y llene la mariposa de estrellitas plateadas.

Damien Hirst hace calaveras con diamantes incrustados, mete animales como tiburones en formol y sobre todo copia impunemente a otros.

El precio de las cosas en el contexto artístico, no se define por las horas de trabajo, el esfuerzo no cuenta para añadir más o menos ceros al precio, tampoco el valor de la materia prima. Lo que de verdad vale una pasta es el nombre del artista.
                                       

El precio en el arte lo marcan las ganas que tenga un rico o millonario en gastar su pasta en un artista determinado. Se compra exclusividad y marca. Después la consideración de si la pieza en concreto gusta o no gusta ya va a criterio de cada uno. Yo creo que no tiene relevancia en relación con el precio.

Bueno, que lo que quería contar es que Cristie's es un lugar  interesante para visitar en London, la entrada es free, a la salida puedes escoger entre comprarte un Lamborgini, una Benny’s cookie con doble de chocolate o meterte las manos en los bolsillos, mirar al cielo y silbar mientras vas a coger el bus.

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